El SAP y la clausula de exención sobre diagnósticos erróneos

Una de las cosas más demenciales del SAP y una señal de alarma importante es, en mi modesta opinión, el hecho de que Richard Gardner se cubriera las espaldas para no responsabilizarse de los diagnósticos erróneos. ¿Qué médico o qué experto te dice que te diagnóstica pero no se hace responsable? Suena a curandero ¿verdad? Imagínate que tienes cáncer, que te ponen un tratamiento, pero que ellos se lavan las manos si resulta que no has tenido cáncer en la vida. No es normal ¿no? ¿entonces por qué se quiere normalizar esto? Gardner puso la excusa de no poder distinguir entre abusos a menores (físicos, psicológicos y sexuales) reales e inventados por l@s niñ@s y sus madres. Eso fue hace 20 o 30 años. Repito, ¿qué excusa tienen HOY l@s que siguen a Gardner a pie juntillas?

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El SAP y la clausula de exención sobre diagnósticos erróneos

© Antonio Escudero Nafs, Lola Aguilar Redo, Julia de la Cruz LeivaFuente: La lógica del Síndrome de Alienación Parental de Gardner (SAP): Del síndrome “puro” a la “terapia de la amenaza” que puedes bajarte directamente de aquí: http://www.florida-family-lawyers.com/site-index/site-index-frame.html
NOTA: he copiado tal cual el texto pero he quitado bibliografía, notas a pie de página y algunas cursivas (sustituyéndolas por comillas) para facilitar la lectura.

Por ella el SAP se autoexime de diagnósticos equivocados sobre la existencia de abusos y malos tratos a los hijos. La imposibilidad para discriminar entre abusos y maltratos verdaderos (y las reacciones diagnosticadas en los niños) fue para Gardner y es, la “piedra de toque” del SAP.

Las situaciones contadas por el niño sobre su relación con un progenitor, y denunciadas o advertidas por el otro progenitor como “maltrato / abuso sexual / negligencia”, conforman para Gardner los escenarios inexistentes del SAP. La difusión de los temas sobre abusos sexuales, será para Gardner también causa de la extensión del SAP por incorporarlos en la imaginería popular. Las denuncias falsas sobre lo que se denominan escenarios prestados (síntoma 7), se convierten según Gardner en una “arma” principal de la campaña de denigración (síntoma 1): “Nosotros estamos ahora observando otro fenómeno que contribuye al desarrollo del síndrome de alienación parental: la atención extendida que está siendo dada al abuso sexual de los niños por los padres. Antes, el acuerdo general entre los que trabajaban con niños sexualmente abusados consistía en que era sumamente raro que un niño fabricara el abuso sexual. Esto ya no es el caso. La acusación por el niño del abuso sexual de un padre puede ser ahora un arma poderosa en la campaña de alienación. Un padre vengativo puede exagerar un contacto no existente o sexual inconsecuente y construir un caso de abuso sexual - aún al punto de informar sobre el presunto abusador infantil a autoridades investigadoras y entablar un pleito”.

Gardner establece que los escenarios creíbles de los niños “genuinamente abusados”, están “en contraste con los niños programados, cuyos escenarios son algunas veces increíbles”.

Los criterios que utiliza Gardner para distinguir lo creíble de lo que no es, son bastante particulares: “Creer a estos niños es creer que un padre, en su 30 o sus 40, cambió su orientación sexual de la recta heterosexualidad a la pedofilia. En lugar de negar esta realidad, tenemos que desarrollar criterios para diferenciar entre afirmaciones verdaderas y falsas acusaciones, sobre todo porque las personas inocentes están siendo encarceladas”.

En este sentido, para evitar el error, Gardner propone usar conjuntamente los criterios del trastorno por estrés postraumático. Según el autor, la descripción en el DSM-IV de este trastorno, se aproximaría a la reacción propia de un niño abusado. En un artículo de 2004, de forma parecida, Gardner propuso apoyarse en los criterios que se describían en el “Síndrome de la Falsa Memoria” (SFM) para ayudar (al SAP) a distinguir el testimonio veraz del falso.

Pero la mejor forma, según Gardner, para distinguir la sintomatología que diferencia el abuso verdadero de falso, será seguir detalladamente las indicaciones de su libro y sus artículos: “Los evaluadores que sigan cuidadosamente estas directrices deberían tener poca dificultad para hacer esta importante diferenciación, aunque existen algunos casos en los que el SAP y el abuso pueden coexistir. Cuando el factor abuso es claramente el predominante, entonces el diagnóstico de SAP no está justificado”.

Gardner admitió incluso la posibilidad de que muchos padres abusadores, aleguen en su defensa la existencia de un SAP como explicación de la alienación: “Con el creciente reconocimiento del SAP (…) padres que son verdaderamente abusadores han estado alegando que la animosidad de los niños hacia ellos no tiene nada que ver con su abuso sino el resultado de una programación de SAP por el otro progenitor. Esto se ha convertido en una racionalización común y una maniobra de distracción por padres abusivos. Algunos de estos padres han tenido éxito en convencer a los tribunales de que no eran abusadores y que el SAP es el responsable de la alienación”.

Gardner, en una actitud defensiva, planteará que el error en el diagnóstico de SAP no corresponde al “síndrome”, sino al evaluador: “Los críticos, entonces, demandan que soy de algún modo responsable de esta situación desafortunada. Esto es equivale a culpar a Tourette y a Down cuando alguien maldiagnostican los trastornos que ellos primero describieron”.


En todo caso el SAP no ha mostrado capacidad para discriminar la “falsedad” de las denuncias de abusos. Finalmente, sólo pudo establecer como cláusula en su definición que “Cuando un “maltrato/abuso sexual/negligencia” está presente, la animosidad puede estar justificada y así la explicación del síndrome de alienación parental para la hostilidad del niño no es aplicable”. Esta cláusula, que busca eximir de toda aplicación errónea del SAP, introduce de nuevo el término “justificación”. Y persiste la duda sobre qué era justificable o no para Gardner.

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